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domingo, 12 de marzo de 2017

Conocimiento y Deber II

La Escuadra Primus de la Décima Compañía de los Martillos de Wikia con la compañía de su capitán, ha descendido a Tartenis Secundus...

1. El Santuario.
Capítulo 1.1: Sombras. 

- Detrás del altar hay una puerta abierta. - Confirmó Hakius señalando con un gesto de su escopeta. Ante la revelación del explorador de inmediato la Hermana de Batalla pasó a segundo plano y Raszak también se acercó a la obertura para encarar el bólter pesado hacía allí. Un protocolo habitual:

Si alguien pretendía sorprenderles desde ahí, encontraría primero una arma pesada apuntándole.

La Hermana de Batalla volvió a unir las manos en pose de rezo sin dejar de nombrar a Alfarius, mientras rostros graves la rodeaban indecisos.

- ¿Qué veis? - Torín no se acercó, vigilando de cerca a la mujer, más que dispuesto a poner fin a su vida con un movimiento de la espada sierra. Resultaba evidente que no era ella misma, y esa locura le resultaba impredecible.

- Es una puerta destartalada, rota. Un pasillo desciende hasta donde puedo ver, Señor. - Informó Hakius enfocando sus luces intentando divisar algo de interés. Polvo y paredes deslustradas, la marca de los siglos de abandono. - ¿Bajamos?

- Aún no. - Tras una pausa, Torín iba a agregar algo hasta que un gruñido grave procedente del capitán desvió la autoridad. Hel Vaal se recolocó el sombrero tras él, en un gesto innecesario y maniático.

- Thania, que vuelva un Speeder. Nos llevamos a la prisionera. Vosotros dos, haced guardia junto a esa puerta, tú vigila la entrada principal y espera el Land Speeder; El resto continuad el registro antes de que os patee vuestros culos de holgazanes: Aquí no hay nada más que ver.

Hel Vaal los dispersó con una amenaza velada con el puño y esperó a que la mujer terminara de formalizar la petición jugando con una petaca, era el único que no mostraba una actitud alerta aunque no dejaba mirar alrededor con expresión concentrada.

Thania agachó la cabeza hablándole al comunicador de su oreja, mientras los exploradores se movilizaban alrededor suyo como sombras.

- Escuadra Acma, el Capitán requiere una recogida. Sólo un Land Speeder. Corto. - Cuando la breve transmisión terminó la Hermana Médica Adjunta miró a su superior un poco confusa al darse cuenta de que esperaba algo más. - ¿Sí?

- ¿Como apotecaria crees que esa sororita puede reaccionar de forma hostil si la trasladamos?

- Creía que sólo era la Oficial de Comunicaciones. - Replicó ella con descaro, respondiendo rápidamente ante la seria fruncida de ceño del capitán, y sobretodo al tic de ira contenida que le hacía guiñar un poco el ojo derecho. - Parece haber sufrido algún tipo de shock grave, básicamente está así porque su cabeza no puede asimilar lo que ha visto, e interrumpirla puede provocar una respuesta violenta o desestabilizarla aún más. Lo único que sabremos con certeza es que es inestable e impredecible. Yo la sedaría y rezaría al Trono para que despierte cuerda.

El Capitán de la Décima asintió y volvió a la espalda de la sororita sin ninguna prisa derramando el contenido de la petaca en su propia palma. La agarró del cuello y antes de que reaccionara le tapó la nariz y la boca con la mano emponzoñada. Aunque se revolvió, la mujer cayó dormida y Hel Vaal la dejo caer hacia un lado sin ningún tipo de cuidado, con un mero empujón.

- Llevaosla. Thania, embarca con ella y examínala pero no os vayáis aún. Vamos a explorar ese pasillo y vamos abuscar a Porzak si es que está aquí, sino quizás haya algo más de su séquito. ¿Me habéis oído, exploradores? Escuadras de combate, preparados para incursión.

- ¿Informo a Romerae, Capitán?

- Aún no. - Un único tosido aclaró que Torin se oponía a aplazar el informe. El Sargento esperó pacientemente.

- Una cosa más. - Insistió Thania, duditativa. Finalmente suspiró y clavó con decisión los dos ojos azules, herencia de su ascendencia súrdica. - Es una Hermana de Batalla. Se supone que es imposible que su mente no pueda asimilar algo.

- Gracias Thania, haré como si no supiera eso ¡¿A qué estáis esperando?! MOVEOS. - Atajó Hel Vaal contando quién le quedaba para meterse en la cripta, y desvaneciéndose de nuevo su autoridad para desplazarse al líder real de la escuadra: Torín dio un pasó al frente hacia la entrada, chirriando el motor de la espada sierra al encenderse.

- Señor. - Llamó Epsilon, expresando con directa sencillez. - El auspex no revela nada, está roto.

Torin se lo arrebató para echar un vistazo. Al enfocar el nuevo pasillo nada apareció en la pantalla, al girarse y encararlo hacia el santuario las lecturas volvieron.

- ¿Qué demonios significa esto?

- Que está roto. - Desestimó Hel Vaal ajustándose el sombrero otra vez. - Sólo es un trasto, cuando tengamos que confiar más en eso que en nosotros solicitaré un hueco en la misión más suicida que tenga el Capítulo y me olvidaré de adiestrar guerreros dependientes de un botón ¿Está lista la Décima Compañía, Sargento?

Torin negó un cabeceo, de nuevo disconforme y devolvió el auspex al operador. - La Primus siempre está lista, Capitán. Exploradores ¡Adelante!

Tres aspirantes a astartes quedaron atrás, incluyendo a la Adjunta Thania, cuidando la entrada, la sororita y esperando la llegada del Land Speeder: El resto se introdujeron en el largo pasillo en fila de dos. Ninguno de ellos mostró temor ante la oscuridad y lo que pudiera albergar.

El pasadizo dejo de descender cuando otra puerta carcomida dio paso a una sala circular, amplía que mostró tres pasadizos más, coincidiendo con los puntos cardinales, con una estatua dominando el centro, de la cual ya sólo quedaba el pedestal y las piernas ruinosas de alguien indefinido.

- El estado de este lugar es pura ruina. - Comentó Torin al darle una patada a un trozo de roca desprendida del techo. Con gestos distribuyó la escuadra para chequear todas las puertas; Dos no habían soportado el paso de los años y mostraron más pasillos sin iluminar, pero la encarada al norte permanecía reciamente erguida y cerrada. Una puerta de bronce oxidada que resistió los empujones de Torin, no tenía ningún tipo de picaporte ni cerradura y sus grabados estaban demasiado gastados como para poder leerse.

Como no parecía que fuera a abrirse por arte de magia tras tantos años en desuso, decidieron continuar la exploración por dónde sí podían avanzar sin detenerse a trabajar con un soplete de plasma o unas cargas de demolición.

- ¿El auspex sigue sin dar señal?

- Sí Sargento, está mudo. - Respondió Epsilon con un bufido de hastío, moviéndose nerviosamente de un lado a otro buscando el característico pitido del radar portátil al encontrar formas de vida.

- Hmm... No creo que encontremos un nido de orkos aquí abajo. Capitán, yo dividiría la escuadra para cubrir ambos pasillos y explorarlos un poco, nos reuniremos aquí en un tiempo prudente.

- Yo también lo haría Torín. Adelante, llévese a Raszak en su escuadra de combate. Vamos, no hay motivo alguno para perder el tiempo.


Capítulo 1.2: El lado oeste.
Con la Primus separada, Torín explora su lado junto a Raszak, Calvex y Omono.

El aire era más fresco que en la capilla, curiosamente. El nuevo corredor parecía tener algún tipo de ventilación o, al menos, algunas fisuras en su pobre estructura que permitía el paso del aire. Torín olfateó cuando ya llevaban una treintena de pasos recorridos.

- ¿Qué huele tan mal?

El hedor llegó de súbito, intenso y desagradable. No había mucho que conjeturar sobre su origen, simplemente seguir andando entre adoquines polvorientos y paredes desprovistas de decoración.

Tras un recodo que rompió la linealidad absoluta que tenía el pasadizo hasta ese momento, una puerta podrida les flanqueo tras varios golpes de culata el paso a otra sala circular parecida a la que habían abandonado atrás.

En este caso, sí había una estatua... Al menos eso les pareció en el primer momento. Torín se quedo mirando a la figura humana que permanecía rígida sobre el pedestal mientras sus cuatro exploradores se colocaban junto a él revisando la sala e intentando no centrarse atónitos en la 'estatua'.

Era un cadáver que se mantenía en pie solamente porque una estaca le perforaba el pecho y lo sujetaba al pedestal; Vestía una túnica raída y cubierta de polvo que apenas insinuaba el rojo original de la tela, su piel donde estaba descubierta estaba arrugada y amarillenta, cuasi descarnado y con los huesos tremendamente marcados. Una capucha evitaba ver la mayor parte del cráneo del infeliz, y lo que podía verse estaba cubierto por las prótesis metálicas típicas del Adeptus Mechanicus. Dos vísores fríos y desconectados, en lugar de ojos, reflejaban la luz de las linternas.

No cabía duda de que era la fuente del olor. La carne podrida entremezclada con los aceites internos y sólo el Emperador sabrá qué tipo de productos químicos producía el molesto hedor.

Calvex avanzó hacía el cadáver y empezó a estirar la mano hacia la túnica. Torín le chistó entre dientes.

- Nadie mira debajo de la ropa de un Adepto. Sigamos adelante, Primus.

Respecto a la sala sólo tenía una puerta más, también derrumbada. Lo que antaño fue mobiliario ya sólo eran restos de escoria y madera podrida en los rincones.

- ¿Qué ha pasado aquí, en nombre del Emperador? - Murmuró Calvex asombrado por el desagradable hallazgo.

- Asunto del Arbites, sólo es un muerto. Huele mucho para estar tan seco... Tertius, sigamos, hay otra puerta. - Torín permitió que sus exploradores abrieran el paso mientras se rezagó un poco para transmitir. - ¿Capitán?

- Aquí Hel Vaal.

- Hemos encontrado el cadáver de un miembro del Mechanicus, en un pésimo estado de conservación. Parece de poco rango.

- Yo me he cruzado con dos servidores en un estado similar ¿Cuánto tiempo cree que puede estar ahí postrada una Hermana de Batalla?

- No infinitamente, y no tanto tiempo como para que sus compañeros se pudran. No puede estar todo relacionado con Porzak. Es más, Capitán, no tiene ni por qué estar aquí, quizás ya se haya ido del sistema o esté con el gobernador. Los inquisidores son volátiles e impredecibles.

- Te olvidas de locos. Sigamos investigando. Torín, tened cuidado, aquí se están poniendo nerviosos y empiezo a lamentar haber bajado. Hay... algo. Corto.

¿Algo? Torín suspiró y atendió a sus hombres, prosiguiendo la exploración.

En vez de meterse en otro pasadillo largo y podrido, en esta ocasión los hombres de Torin desembocaron tras una pequeña antesala en una amplía estancia repleta de muebles carcomidos mal distribuidos, estantes caídos con libros roídos y elementos esotéricos que no supieron reconocer, al menos sin un examen detallado ¿Un lugar destinado al estudio?

Los exploradores no se alejaron mucho de la entrada según alumbraban lentamente todo el lugar en un vano intento de identificar dónde habían entrado. Tres de las paredes estaban cubiertas totalmente de relieves y letras que no podían identificar, mediante una serie de frisos que las ocupaban en su totalidad. Las series mostraban escenas, seguramente historias del mismo contexto en un orden lógico, a las que había que poner gran atención para discernir algo dado el grado de deterioro de las mismas y lo recargadas que estaban.

La cuarta pared, la frontal, alojaba un órgano enorme en un estado sorprendentemente bueno; No había óxido, sólo una gruesa calva de polvo sobre el instrumento.

- ¿Qué cojones es este sitio? - Inquirió Omono, rompiendo su mutismo habitual, formulando en voz alta lo que todos estaban pensando.

- No hay más salidas. - Confirmó Torín, por lo que habían llegado al final. Se acercó a uno de los relieves para examinarlo con curiosidad apartando el polvo con la mano y tras darles un poco más de tiempo a los exploradores para esperar si encontraban algo interesante volvió a hablar. - Volvemos ya, este lugar no se irá a ninguna parte.

- ¿Y... eso?

- No tengo ni idea de por qué hay un órgano aquí ni por qué parece nuevo. Vamonos.

Allí había material que podría resultar interesante para el Capítulo, habría que volver y examinarlo con más atención y trasladar sus escritos a los traductores pertinentes, posiblemente en ellos encontrarían las respuestas inmediatas. O puede que fuera esa sala la que quería el inquisidor que descubrieran. La escuadra de combate volvió sobre sus pasos sólo para encontrarse una sorpresa mayor.

Volviendo a la sala del Adepto del Mechanicum empalado faltó ese mismo elemento: El Adepto. El cadáver empalado no estaba, de él sólo quedaba la sangre seca y la estaca doblada. No había ningún rastro por el suelo.

La tensión subió de repente, y el cuarteto avanzó alerta buscando por todas las esquinas, sombras y detalles que tenían a la vista avanzando nerviosamente, esperando una emboscada o encontrar con una respuesta qué explicara cómo podía desaparecer un cadáver en unos escasos minutos.

Torín inmediatamente comunicó con Hel Vaal, pero no encontró respuesta. Estática.

La desaparición del Adepto muerto alteraba en sobremanera a los exploradores, pero no fue nada comparado al hecho de que del pasillo que acababan de abandonar comenzara a llegar el sonido de una melodía de órgano. Un ritmo lento y de notas prolongadas que estuvo a punto de causar el pánico.

- ¡Allí no había nadie! - Exclamó uno. Calvex practicamente había dado un salto.
- ¡Volvamos! - Bramó Raszak girando totalmente sobre si mismo para encarar el bólter pesado, golpeando a Torín en el proceso..

Torín acalló cualquier comentario más rudamente y se preparó para insistirle al capitán Hel Vaal, cuando éste llamó primero. El capitán estaba alterado, palpable sencillamente por la respiración. Notó una intensa interferencia en la comunicación interna de la escuadra.

- ¿Torín?

- Sí, capitán. Hemos...

- ¡SAQUE A SUS CHICOS DE AQUÍ AHORA MISMO, QUIERO A TODOS LOS MARTILLOS DE WIKIA FUERA DE ESTE PUTO SÓTANO YA!



4 comentarios:

  1. Me ha encantado!

    PD: Víctor, repasalo que hay algún "adepo" por adepto en el texto xDD

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  2. Oye, ha sido interesante esta historia.

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    1. Y espero que siga siendo, me quedan ocho fragmentos como este para completarla.

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