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domingo, 16 de abril de 2017

Probando... Y relatando Shadow War: Armageddon.

Güenas, al lío. Soy Shas'el Fi'rios Kais Val, que se  Hoy nos toca hablar un poco de Shadow War Armageddon.

Desde mi club en Terrassa, La Marca d'Egara, traemos una partidilla (Nuestra primera prueba y primer contacto) con esta ... modalidad de 40k.


Nota del Autor: En teoría el espacio de hoy estaba reservado para una evaluación del """nuevo""" juego de Warhammer 40.000, aprovechándose de que yo ya estaba jugando Necromunda y bueno, y que en realidad soy uno de los pocos colaboradores que realmente tira dados de forma activa.

Mi sensación a grandes rasgos sobre el juego es bastante negativa, aunque quiero verlo más (y hacerle cambios). Supongo que a alguno le puede parecer sorprendente que no tenga una buena impresión (Ni segunda, ni tercera) de algo así, pero bueno, motivos tendré ¿no?

Ya hablaremos más adelante. He preferido aprovechar las dos primeras partidas para recordar realmente para qué estamos en este hobby algunos, sobretodo los que no competimos por autoimposición o filosofía.



Pues eso cogimos para montar, de forma rápida. Destacamos que al menos hay un elemento real de Necromunda, a pesar de que no hemos colocado ningún tablero, ni tapete adecuado y aún no hemos terminado de trabajar en el tema de las pasarelas y siguientes niveles. Ya nos tocará meternos en ello como club cuando hagamos inventario y repaso de la escenografía al cambiar la ubicación del 'almacén'.

Obviemos también que la escenografía no tiene ninguna coherencia entre si en esta ocasión, sencillamente cogimos lo primero que había al alcance y era más cómodo para montar la mesa rápida, como tenemos por costumbre en una pachanga sin más importancia que pasar el rato sin ninguna consideración o escenario especial.

(La única obligación y requisito suele ser un bosque para mis kroot.)





El juego nos exigió colocar un tanque de promethium, de ahora en adelante conocido como gasoil. El contenedor de gasoil (Que, siguiendo nuestra gran antelación y preparación inicial, aprovechamos una pieza de Bloodbowl para representarlo) ha de estar en la cumbre más alta del lugar, así que coronó el trozo de subcolmena.



El defensor colocó su botín en un punto más o menos céntrico que creyó que podría defender bien en la mayoría de escenarios.



La misión fue aleatoria: Golpe de Mano. Una mezcla de infiltración con toques de sabotaje y demás. Es un ataque, que metiéndonos un poco en campaña; no tiene un gran sentido fuera de intentar robar más gasoil al enemigo con una posibilidad bastante remota (Coger botín, llevárselo y sacar un 6...). En el clásico Necromunda haríamos esta misión simplemente para tullir al enemigo, hacerle más daño que él a nosotros y retirarnos, o intentar robarle un territorio.

Pero aquí no hay territorios y sólo luchamos por gasolina, como si fuera Mad Max.

El defensor desconoce qué hace la otra banda en su barrio (¡Esto es lo mejor! Da mucho juego y es divertido), así que es una incógnita lo que ha de defender exactamente, dado que los movimientos del atacante irán dirigidos exclusivamente a resolver un objetivo (Como recoger el botín) e irse antes de quedar atrapado por el fuego cruzado de los defensores y sus refuerzos.

En este caso, tenía que asesinar al líder de los Inmortales, y de regalo tocó que el terreno estaba plagado de charcos tóxicos y resbaladizos. (Tras correr si salía un 1 en 1d6, al suelo. En realidad ni siquiera corrimos esta partida, que fue un choque breve de fuerzas.).

Presentemos un poco las bandas, o comandos, o Kill Teams, o lo que narices sean:



La valiente escuadra veterana de la Guardia Imperial. Nótese que dos miniaturas aún no han sido desbloqueadas para el jugador.

Al igual que con la esceneografía, es simplemente una escuadra recogida para representar y probar el juego y el comando de la Guardia Imperial. Estos son mis Gue'vesa, que simplemente son cadianos con la hombrera Tau.




Seis Necrones conforman el grupo xeno, con dos omnicidas también sin desbloquear en esta fase del videojuego. Descubriríamos lo simpáticos que son los Omnicidas con su regla especial aquí.

Empecemos con lo que hemos venido realmente a hacer aquí ¡La narración! No acostumbro, y el objetivo del blog nunca ha sido mostrar nuestras partidas, a hacer reportes de lo que juego. Aunque cuando lo hago, me gusta que sea algo más literarizado. No estamos jugando, estamos creando o recreando una historia, en este caso improvisada para el momento, aunque se limite a disparos entre una docena de miniaturas.

Historia.

El Emperador nos ha regalado el don de la intolerancia. No le decepcionéis.” - Comisario Ferrum Icnis del 501º Fusileros de Cadia.

El tufillo tóxico del charco corrosivo obligó al sargento Dan a arrugar la nariz y a desviar su corta carrera hasta el montón de escombros solidificado tras el paso de los decenios de abandono y precarios derrumbes constantes. Sea lo que sea que se hubiera edificado allí, era invisible bajo la enorme capa de desperfectos, basura y suciedad general.

Marco jadeó tras él apoyando el torso pesadamente contra el cúmulo de rocas para apuntar con el rifle láser hacia la silenciosa penumbra.

- ¡Despejado! - Musitó, temeroso de alzar la voz. Un tercer hombre, más torpe y más pesado, resbaló con el charco y los alcanzó trastabillando conservando el equilibrio de milagro. Y encaró el lanzallamas en la otra dirección, rojo de esfuerzo y vergüenza, pero cubriendo su sección.

- Tranquilo por aquí. - Informó Jax intentando fingir que no había pasado nada. Dan no lo comentó y se limitó a sacar el auspex y a manipularlo ansiosamente para hacer un barrido de la zona.

- Contacto. Dos… Tres. Puede que cuatro y cinco, es confuso, la toxicidad del ambiente hace difícil e auspicio. Preparaos: Eliminamos el VIP y nos vamos. Asalto limpio, rápido y nos tomamos unas birras. - Dan palmeó las rocas con las que estaban a cubierto. - Trepad esto ¿Aguantará tu culo gordo, Jax? Yo llamaré su atención. No me dejéis tirado, hijos de puta.



La distribución inicial. El defensor se coloca primero y ha de cubrir todos los posibles objetivos. La Guardia Imperial desplegó lo más cercano posible al objetivo a asesinar.


Los necrones desconocen el carácter del ataque, así que se defienden en todas direcciones apostándose en el centro.



Detectada la amenaza, los necrones se movilizan hacia ella cogiendo posiciones de disparo. Y ahora en la subcolmena hay árboles ¡¿Vale?!

Dan dio la orden y los dos soldados comenzaron a trepar mientras él guardó el auspex y comenzó a rodear el obstáculo pegado a él, equilibrando el bólter. Si el sargento hubiera tenido la precaución de seguir vigilando el radar portátil, vería como cuatro figuras se movían hacia ellos en orden y una silenciosa disciplina impropia de los matones de la subcolmena y de los pielesverdes.

No lo hizo, y al asomar distinguió el tenue brillo metálico de una armadura y un brillo de energía relampagueante, verdoso ¿Un arma de plasma mal mantenida? Disparó. Dan no tenía ninguna intención de meditar sobre qué tenían que eliminar ni de descubrir qué haría ese brillo, sólo sabía que un enemigo destacado estaba allí y debía morir. 

Tres impactos explosivos resonaron a lo largo de la armadura son un estrépito metálico inicialmente, al no perforar el blindaje, y el individuo a oscuras se desmadejó como un muñeco roto dispersando restos candentes de metal por otro charco tóxico. A ojos de Dan, uno menos.

El breve instante en que la explosión de los proyectiles de bólter había iluminado al enemigo Dan lo vio con claridad. Un esqueleto, no vio un hombre. Se quedó pasmado, racionalizándolo ¡Era un traje, un disfraz! ¿no?

La poca iluminación le había provocado una mala jugada.


Los Guardias Imperiales toman posiciones trepando el muro, agachados eludiendo los disparos. El sargento encara su bólter y derriba al primer necrón.

- ¡Nos disparan! - Chilló Marco tirándose sobre el montón de desperfectos evitando por unos miserables centímetros el haz de energía que lo habría matado. - ¡Nos estaban esperando!

- ¡Qué mierda de armas son esas! - Contestó Jax lanzando un chorro de promethium candente desde el lanzallamas con la mera intención de amedrentar a los tiradores enemigos y obligarles a ponerse a cubierto.

Ambos Guardias no tenían una vista clara del enemigo, sabía que  les estaban disparando desde una estructura próxima, mucha mejor conservada que la mayoría del resto de la zona tóxica: Los gases concentrados provenientes de los charcos y la escasa luminosidad no eran precisamente una ayuda, sólo conseguían avistar al enemigo cuando sus estrambóticas armas les lanzaban rayos y haces de energía.

Y cuando disparaban no era el mejor momento para observar. 

- ¡Sargento! ¡¿Lo ve, ve al VIP?! ¡Sargento Dan! - Jax se alzó de nuevo para una nueva ronda del lanzallamas chillando a través del comunicador. Mantuvo el chorro candente sostenido arriesgándose a mirar hacia la posición del sargento; y no le encontró. Sólo vio la muerte acercándose inexorable desde su flanco.


Los Omnicidas atacan por sorpresa. El Sargento deja de existir. Cualquier parecido con los Androides del Caos del Cruzada Estelar es coincidencia.

Apenas se recuperó de su lapso, que el Sargento Dan advirtió movimientos tras él. Sencillamente descubrió como dos grandes figuras empuñaban sus grandes rifles hacia él convergiendo dos disparos de energías imposibles que le impactaron en el costado y el pecho.

Durante un instante no sintió nada más que una pérdida de fuerzas, dejando caer el bólter; Ahogándose su grito de advertencia en la garganta antes de nacer, dando paso al dolor, el verdadero dolor: Dan se desintegró a nivel molecular en un instante, cazado por el par de Omnicidas que, fieles a sus oscuras y arcanas artes culminadas hace decenas de miles de años, lo estaban esperando como las Nornas para poner el sello final a su destino.


Los Guardias avanzan entre disparos, devolviéndolos como pueden. El especialista cae el primero con dos agujeros en el pecho de aspecto poco saludable.


Marco apretó el cuerpo contra su cobertura, cada vez más escasa a raiz de los disparos, y siguió la mirada de Jax. Sólo distinguió dos figuras avanzando hacia ellos en la oscuridad ¿Estaban rodeados?

- ¡Está muerto! - Afirmó al no distinguir al sargento, suponiéndole caído en la toxicidad fuera de vista. - ¡A la mierda! ¡Vamos por ellos! - Marco se pusó en pie saltando de la cobertura para avanzar a trompicones entre los desperfectos devolviendo los disparos.

- ¡Si vamos a morir aquí, que sea con el deber cumplido! - Replicó con fervor Jax, entendiendo la maniobra de su compañero. Se alzó también. - ¡Por el Trono, por...!

La carga de Jax se vio interrumpida inmediatamente al descubrirse por un disparo certero del bláster tesla del Inmortal que, apenas visible en su cobertura, atinó contra la célula de combustible del lanzallamas.

El Guardia Imperial estalló convirtiéndose en una bola de fuego humana, Marco cayó de bruces y rodó por el montículo hasta el asqueroso y pútrido piso cubierto de aquel líquido insalubre y que le quemó la piel.

Se aferró al rifle láser impidiendo que se le escapara, mientras resbalaba y chapoteaba al intentar incorporarse. Aún con las manos en carne viva por el ácido, Marco sostuvó el arma dispuesto a cobrar cara su vida.

Algo retumbó a su izquierda y una mole metálica y pesada se posó a su lado. Levantó y dirigió el rifle láser contra lo que fuera, encontrándose como una mano de metal le sujetó con fuerza hercúlea el cañón del arma impidiéndole hacer blanco, aunque apretó el gatillo con desesperación.

Con los ojos abiertos como platos ante la abominable presencia de un xeno tan imposible y antinatural, Marco se encontró cara a cara con un Guerrero Necrón que le devolvía la mirada desapasionadamente desde dos cuencas vacías, sin emitir ningún sonido.

Marco no llegó a percatarse en ningún momento cómo otro xeno maniobraba lentamente detrás de él y, y cómo se ponía fin a su pugna contra el guerrero: el dáculus del líder de la incursión necrona lo partía en dos desde atrás.

El primer inmortal trepa también de un salto inhumano y desintegra al último guardia imperial en pie, frustrando el intento de asesinato.

Y final. Fue una partida breve de unas tres rondas donde simplemente desplegamos al lado, subimos una piedra y los Necrones mataron a los invasores, con una baja de un Guerrero Necrón. Hubo mala suerte en la elección de los atacantes, que es un número aleatorio y salió el mínimo, dando a pie al absurdo duelo entre 3 Guardias Imperiales contra 6 necrones.

No hay que ser un genio para darse cuenta de que no puede estar equilibrado un conflicto que valora igual la presencia de un Caballero Gris que de un Rastreador novato de los Tau. Aunque el objetivo de Necromunda no es ofrecer combates equilibrados, las diferencias entre los comandos son tan notables que puede que realmente influyan severamente en un tema de, precisamente, equilibrio y posibilidades. Tendremos que jugar más para verlo, de momento seguramente en el club optaremos por seguir el plan original que era una campaña de Necromunda, el de siempre, para el próximo mes.

Hay una segunda escaramuza entre los Guardias y los Necrones, esta vez con fuerza completa y Agentes Especiales. Haremos una segunda parte con un relato parecido.



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